11 marzo 2012

"TRAIGO COSAS BUENAS..."







La Mujer Ternera de Búfalo Blanco

“Luego me quedé de pie sobre la montaña más alta de todas, abajo, alrededor de mí, yacía el aro completo del mundo; y mientras estaba allí, vi más de lo que puedo contar y entendí más de lo que vi; porque estuve viendo de manera sagrada las formas de todas las cosas del Espíritu, y la forma de todas las formas y la manera en que tienen que convivir como un solo ser. Y vi que el aro sagrado de mi pueblo era uno entre muchos, y que formaban un círculo tan ancho como la luz del día y la luz de las estrellas, y que al centro crecía un enorme árbol floreciente cuyo fin era dar sombra a todos los hijos de una sola Madre y un solo Padre. Y vi que era Sagrado.”

Alce Negro (Black Elk) 1863-1950


La historia del búfalo o bisonte americano corre paralela a la de los dakotas, oglalas y lakotas de las Grandes Llanuras de América del Norte (pueblos también conocidos como sioux), que eran una nación asentada en las márgenes del norte del río Missouri y de cuya etnia surgieron caciques legendarios como Toro Sentado, Nube Roja, Oso Alzado y Caballo Loco, y chamanes sabios como Alce Negro. En su idioma, “dakota” significa amigo o aliado. Cuando residían en la región de los Grandes Lagos Occidentales se componían de siete tribus unificadas en un llamado "Consejo de los Siete Fuegos". Sus chamanes explican que la ceremonia de la pipa es un ritual sagrado para conectar los mundos físico y espiritual. "La pipa es un eslabón entre la tierra y el cielo. Nada es más sagrado. La pipa es nuestras oraciones en forma física. El humo se convierte en nuestras palabras; surge, lo toca todo y se convierte en una parte de todo lo que es. El fuego en la pipa es el mismo fuego del sol, que es la fuente de la vida." La razón para usar el tabaco para conectar los mundos es que las raíces de la planta penetran profundamente en la tierra y su humo sube alto hacia los cielos

Cuenta una leyenda que durante un verano de hace muchos años el Consejo de los siete fuegos sagrados del pueblo Lakota Oyate se reunió y acampó. El sol brillaba todo el tiempo, pero no había caza y la gente se moría de hambre. Cada día se enviaban exploradores a buscar caza, pero no encontraban nada. Entre las bandas reunidas estaban los Itazipcho (los Sin Arcos) que tenían su propio campamento en círculo regido por su cacique, Cuerno Hueco Erguido. Una mañana bien temprano el jefe envió de cacería a dos de sus jóvenes. Iban a pie, porque en esos tiempos los sioux todavía no tenían caballos. Buscaron por todas partes, pero nada pudieron encontrar. Al distinguir una alta colina, decidieron subirse a ella para poder ver a lo largo de todo el panorama. A mitad de camino, notaron algo que venía hacia ellos desde muy lejos, pero la figura flotaba en vez de caminar. A partir de ello supieron la persona era waken, santa.

En un primer momento sólo se podía apreciar una pequeña mancha en movimiento y tuvieron que entrecerrar los ojos para ver que era una forma humana. Pero a medida que se acercaba, se dieron cuenta de que era una bella mujer joven, más hermosa que cualquiera que hubiesen visto antes, con dos redondos puntos rojos pintados en sus mejillas. Ella vestía un espléndido traje blanco de piel de ante, curtida al punto que brillaba a lo largo del camino bajo el sol. Estaba bordada con un sagrado y maravilloso diseño de plumas de puercoespín, de radiantes colores que una mujer común jamás habría podido hacer. Esa extraña wakan era Ptesan-Wi, la Mujer Ternera de Búfalo Blanco. En sus manos llevaba un gran paquete y un abanico de hojas de salvia. Ella llevaba su cabello negro-azulado suelto con excepción de un mechón en el lado izquierdo, que estaba atado con una tira de piel de búfalo. Sus ojos oscuros brillaban intensamente, con gran poder en ellos.

Ambos jóvenes la miraron boquiabiertos. Uno de ellos se sintió intimidado, pero el otro deseó su cuerpo, se aproximó a ella y estiró su mano para tocarla. Esta mujer era lila waken, muy sagrada, y no puede ser tratada con falta de respeto. Un rayo instantáneo abatió al joven temerario y lo calcinó, por lo que sólo quedó un pequeño montón de huesos ennegrecidos. Algunos dicen que fue de pronto envuelto por una nube, y dentro de ella fue comido por serpientes que sólo dejaron su esqueleto, así como un hombre puede ser devorado por la lujuria.

Al otro explorador que se había comportado razonablemente, la Mujer Ternera de Búfalo Blanco le dijo: "Traigo cosas buenas, algo sagrado para tu nación. Un mensaje para que lo lleves a tu gente de la nación búfalo. Vuelve al campamento y diles a todos que se preparen para mi arribo. Dile a tu cacique que levante una carpa medicinal de veinticuatro postes. Y que esté santificada a mi llegada."

El joven cazador regresó al campamento. Y le dijo al cacique, le dijo a su gente lo que la sagrada mujer había mandado. El jefe se lo dijo al eyapaha, el pregonero, que recorrió en círculos el campamento exclamando: "Alguien sagrado está llegando. Una mujer santa se aproxima. Tengan todas las cosas listas para ella." De modo que el pueblo montó la gran tienda medicinal, y esperó. Cuatro días después vieron que la Mujer Ternera de Búfalo Blanco se acercaba, llevando su paquete hacia el frente. Su maravilloso traje blanco de piel de ante brillaba desde lejos. El jefe, Cuerno Hueco Erguido, la invitó a entrar a la tienda medicinal. Ella entró y se desplazó en círculo siguiendo el rumbo del sol. El jefe se dirigió a ella respetuosamente, diciendo: "Hermana, nos complace que hayas llegado para instruirnos".

Ella le dijo lo que quería que hicieran. En el centro de la carpa debían montar un owanka wakan, un altar sagrado, hecho de tierra roja, con un cráneo de búfalo y un estante de tres palos para posar lo que ella traía. Hicieron lo que ella indicaba a partir de un diseño que ella hizo con su dedo en la tierra suave ante el altar. Ella les mostró cómo hacer todo esto, entonces recorrió otro círculo de este a oeste en torno del altar. Se detuvo ante el cacique, y entonces abrió el paquete. El objeto santo que contenía era la chanunpa, la pipa sagrada. La alzó ante la gente para que pudieran verla. Ella agarraba el cabo con la mano derecha y el cuenco con su izquierda, y, por lo tanto, la misma se ha sostenido así desde entonces.

Una vez más, el jefe habló, diciendo: "Hermana, nos alegramos. No hemos tenido carne durante algún tiempo. Todo lo que podemos darte es agua." Hundió alguitas hojas de wacanga, hierba dulce, en una bolsa de piel con agua y se la dio a ella. Hasta el día de hoy la gente hunde hierba dulce o una alita de águila en el agua a fin de salpicar a una persona para que sea purificada.

La Mujer Ternera de Búfalo Blanco mostró la gente cómo usar la pipa. La llenó con chanshasha, tabaco de corteza de sauce rojo. Caminó cuatro vedes alrededor de la tienda a la manera de Anpetu Wi, el gran sol. Esa cifra representa el círculo sin fin, el aro sagrado, el camino de la vida. La mujer colocó una lasca seca de búfalo en el fuego y encendió la pipa con ella. Esto fue petaowihankeshini, el fuego sin fin, la llama que se transmite de generación en generación. Ella les dijo que el humo que se elevaba del cuenco era el aliento de Tunkashila, el aliento viviente gran Abuelo Misterio.

La Mujer Ternera de Búfalo Blanco le mostró las personas la manera correcta de invocar, los gestos apropiados y las palabras correctas. Ella les enseñó cómo cantar durante el llenado de la pipa y la forma de levantar el tubo hasta el cielo, hacia el Abuelo de la Tierra y hacia abajo, a la Abuela de la Tierra, a Unci y, a continuación, a las cuatro direcciones del universo.

"Con esta pipa sagrada", dijo, "ustedes tendrán que andar como una plegaria viviente. Con los pies descansando sobre la tierra y la pipa que se proyecta hasta el cielo, sus cuerpos forman un puente viviente entre lo sagrado de lo Alto y lo sagrado de Abajo. Wakan Tanka sonríe hacia nosotros, porque ahora todos somos uno: tierra, cielo, todos los seres vivos, los de dos patas, los de cuatro patas, los alados, los árboles, las hierbas. Junto con el pueblo, todos están relacionados, son una familia. La pipa los mantiene a todos unidos".

"Miren este cuenco", dijo la Mujer Ternera de Búfalo Blanco. "La piedra representa el búfalo, pero también la carne y la sangre del piel roja. El búfalo representa el universo y las cuatro direcciones, porque él anda sobre cuatro patas, por las cuatro edades del hombre. El búfalo fue puesto en el Oeste por Wakan Tanka cuando hizo el mundo, para contener las aguas. Cada año pierde un pelo, y en cada una de las cuatro edades pierde una pata. El Aro Sagrado concluirá cuando todos los pelos y las patas de los grandes búfalos se hayan ido, y el agua vuelva a cubrir la Tierra.

La madera del tallo de esta chanunpa equivale a todo lo que crece sobre la tierra. Hay doce plumas colgando desde donde el cabo se une al cuenco, que es el cráneo de Wanblee Galeshka, el águila moteada, el muy sagrado mensajero del Gran Espíritu y el más sabio de todos los que claman al Tunkashila. Vean el cuenco: en él hay grabados siete círculos de varios tamaños. Ellos representan las siete ceremonias que se practican con esta pipa, y para el Ocheti Shakowin que son las siete fogatas sagradas de los campamentos de nuestra nación Lakota."

La Mujer Ternera de Búfalo Blanco luego les habló a las mujeres, diciéndoles que era el trabajo de sus manos y el fruto de sus cuerpos lo que mantiene vivo al pueblo. "Ustedes son de la madre tierra", les dijo. "Lo que están haciendo es tan grande como lo que hacen los guerreros".

Y, por lo tanto, la pipa sagrada es también algo que unifica a hombres y mujeres en un círculo de amor. Es el único santo objeto que tanto los hombres como las mujeres tienen a mano. Los hombres tallan el cuenco y hacen el cabo, las mujeres la decoran con bandas coloridas de plumas de puercoespín. Cuando un hombre toma una esposa, ambos sostienen el tubo al mismo tiempo, y la tela roja se enrolla alrededor de sus manos, por lo tanto, quedan vinculados, juntos para toda la vida.

La Mujer Ternera de Búfalo Blanco llevaba muchas cosas para sus hermanas Lakota en el vientre sagrado de su bolsa; maíz, pemmican (un alimento en polvo), nabo silvestre. Ella les enseñó cómo encender el fuego del hogar. Ella llenó una panza de búfalo con agua fría y lanzó una roja piedra caliente en ella. "De esta manera ustedes podrán cocinar el maíz y la carne", les dijo

La Mujer Ternera de Búfalo Blanco también habló con los niños, porque tienen un entendimiento que trasciende sus años. Les dijo que lo que sus padres y las madres hacían era para ellos, que sus padres recordaban que una vez habían sido niños, y que ellos, los niños, crecen hasta que le toca tener otros pequeños por su propia cuenta. Ella les dijo: "Ustedes son la próxima generación, es por eso que ustedes son lo más importante y valioso. Algún día van a sostener esta pipa y la fumarán. Algún día orarán con ella."

Y les enseñó a todos siete ceremonias sagradas: una de ellas era la de la "cabaña de la sudación" o ceremonia de la purificación. Otra, la ceremonia de ponerle nombre a los niños o ceremonia del bautizo. La tercera, la ceremonia de la curación. La cuarta, la de los parientes o ceremonia de la adopción. La quinta, la ceremonia del matrimonio. La sexta, la búsqueda de la visión. Y la séptima, el ritual de la "danza del sol", ceremonia del pueblo para toda la nación. Les enseñó estas siete ceremonias y también las canciones y las costumbres tradicionales. Y les dijo que, en tanto realizasen esas ceremonias, seguirían siendo los cuidadores y guardianes de la tierra sagrada, y que, mientras la respetasen y cuidasen, su pueblo jamás moriría y viviría para siempre.

Se dirigió una vez más a todo el pueblo: "La pipa está viva, es un ser rojo que les muestra una vida de color rojo y un sendero de color rojo. Y esta es la primera ceremonia para la que tendrán que utilizar la pipa. Van a utilizarla para Wakan Tanka, el Gran Espíritu del Misterio. El día en que muere un ser humano es siempre un día sagrado. El día en que el alma se libera en el Gran Espíritu es otro. Cuatro mujeres se volverán sagradas en dicho día. Son ellas quienes cortarán el árbol sagrado, el canwakan, para la danza del sol".

Ella le dijo a los lakotas que eran la más pura entre las tribus, y por esa razón Tunkashila le había otorgado a ellos la santa chanunpa. Habían sido elegidos para cuidar de ella para todos los pueblos nativos de este continente con forma de tortuga.

Ella le habló por última vez a Cuerno Hueco Erguido, el cacique, diciendo: "Recuerda: esta pipa es muy sagrada. Respétenla y los conducirá hasta el final del camino. Las cuatro eras de la creación están en mí, yo soy las cuatro edades, vendré a verlos en cada ciclo generacional. Volveré a ustedes."

La mujer sagrada mujer luego se alejó del pueblo, diciendo: "Toksha ake wacinyanitin ktelo, voy a verlos de nuevo."

La gente la vio alejarse caminando en la misma dirección a partir desde la cual ella había venido, esbozada contra la bola roja del sol poniente. A medida que se alejaba, ella se detuvo y dio vueltas en cuatro ocasiones. La primera vez, se convirtió en un búfalo negro, la segunda en uno marrón; la tercera en uno rojo y, por último, la cuarta vez que giró, ella se convirtió en una blanca ternera de búfalo. Un búfalo blanco es lo más sagrado que uno puede encontrar en la vida.

La Mujer Ternera de Búfalo Blanco desapareció en el horizonte. Alguna vez ella podría volver. Tan pronto como ella se disolvió, aparecieron búfalos en grandes manadas, lo que permitió que fueran sacrificados para que la gente pudiera sobrevivir. Y desde ese día en adelante, sus parientes, los búfalos, proveyeron a la gente todo lo que necesitaban, la carne de su alimento, sus pieles para vestimentas y tiendas, los huesos para sus muchas herramientas.

Posdata:

El 20 de agosto de 1994, en la Granja Heider (Janesville, Wisconsin) nació un ternero blanco de bisonte al que llamaron "Miracle" (Milagro). La curiosa noticia corrió como un reguero de pólvora por todo el continente y la granja se convirtió durante aquel verano en un centro de peregrinación para los pueblos indígenas norteamericanos, especialmente para la nación lakota, debido a esta leyenda cuyos orígenes se remontan 2.000 años atrás. El búfalo blanco "Miracle" murió de viejo el 19 de septiembre de 2004, pero un nuevo ternero blanco nació el 25 de agosto de 2006. El chamán lakota José Caballo Perseguidor manifestó: "Muchos de los curanderos, los líderes espirituales y los ancianos estamos orando por el mundo. Oramos para que la humanidad despierte y piense en el futuro, para que nos demos cuenta de que no hemos heredado la tierra de nuestros ancestros, sino que estamos tomándola prestada de nuestra progenie aún no nacida".