14 noviembre 2007

DISPARADOR: Las razones de la sinrazón


Por: Marcelo A. Moreno

Los escasamente moderados representantes gremiales de camioneros, colectiveros y taxistas se enfrentaron en una denodada batalla campal con policías en un combate -vastamente televisado- en el que no estuvo ausente ni la crueldad ni la barbarie de parte de ambos bandos.

Lo que no quieren estos conductores profesionales es que se convierta en ley un proyecto racional de penas por puntaje para los infractores de tránsito. Esta normativa implicaría hasta la pérdida del registro para los reincidentes, lo cual resulta lógico y deseable en un país con una alta mortalidad en accidentes de tránsito para el bien común de todos aquellos que subimos a un bondi o simplemente queremos cruzar la calle y salir indemnes del intento.

Pero, claro, ellos sienten que de regir una ley así serían discriminados y en parte, tienen razón.

Viven en una ciudad en la cual está prohibido arrojar basura en la vía pública y las calles están llenas de basura.

Y en la que también está prohibido que los perros hagan caca en la calle pero la caca de perro tapiza prolijamente las veredas.

Y viven en un país en que está prohibido explotar a las prostitutas pero está lleno de prostíbulos nada clandestinos donde se las explota.

El mismo país en el que está penado el tráfico de drogas pero no hay prácticamente condenas por ese tráfico: los únicos que van presos son algunos dealers menores. Un país, en fin, en que chicos chiquitos aspiran pegamento en plena calle, de día, sin que se le mueva media pestaña a nadie.

Ese país en el que los dirigentes de los clubes de fútbol no saben nada de los barrabravas de sus propios clubes y cuando éstos resultan detenidos por algún desmán mayor son reemplazados por otros, de los cuales esos mismos dirigentes siguen sin saber ni mu.

Un país en el que un grupo de ciudadanos puede cortar una frontera por motivos ecológicos y otros, cortar el tránsito en una ciudad o una ruta para protestar, nomás.

Obedece a la más estricta lógica, entonces, que quienes manejan horrible pretendan que no se los castigue. Si el Viva la Pepa es general, ¿por qué, justo, se las van a agarrar con ellos?


Clarín, noviembre 14, 2007