31 diciembre 2006

INDIA SIGLO XXI: EL SEÑOR DEL ACERO

Por Ronald Buchanan y Edna Reyes

Su fortuna personal, calculada en 25 mil millones de dólares, coloca a Lakshmi Mittal en el lugar número tres de los hombres más ricos del mundo de la revista Forbes, apenas por encima del mexicano Carlos Slim (23.8 mil millones).

Algo de Slim hay en Mittal, quien hace unas semanas hizo una oferta pública para comprar en 22 mil 700 millones de dólares Arcelor, la firma europea del acero, que lo consolidaría como el principal productor de este material en el mundo. Ha construido su fortuna en la compra, muchas veces a precio de ganga, de compañías estatales que otros empresarios ven como causas perdidas, para luego convertirlas en generadoras de miles de millones de dólares en ganancias.

Sin embargo, a diferencia del magnate mexicano, cuyo imperio de negocios es diversificado, Mittal se ha concentrado en una sola cosa: el acero. Su empresa, Mittal Steel, es el productor número uno de acero en el mundo. Mediante su complejo en Lázaro Cárdenas, Michoacán, antes Sicartsa II, ha contribuido con más de tres cuartos de los mil 600 millones de dólares que los empresarios indios han invertido en México.

La compra de Sicartsa II en 1992 fue una jugada clásica de Mittal, cuya empresa entonces se conocía como Ispat International. El gobierno había invertido 2 mil 200 millones de dólares en el complejo pero, en medio de una recesión en la industria mundial del acero y la crisis financiera de México, estaba trabajando a 20 por ciento de su capacidad y plagada de problemas técnicos.

Mittal, viendo un complejo flamante y una fuerza laboral con un promedio de edad de apenas 27 años, pagó 220 millones de dólares –la décima parte de lo que había invertido el gobierno– con la promesa de invertir 350 millones más.

Casi de inmediato recuperó 135 millones con la venta a una empresa sudcoreana de una planta de placas que el gobierno había comprado para el complejo, pero ni siquiera se había desempacado. Años después, con los problemas técnicos resueltos y con base en muy altos índices de productividad, Lázaro Cárdenas estaba inundando el mercado estadunidense con losa de acero que vendía en menos de lo que las empresas de allí gastaban en producir.

Mittal personifica la globalización. Los directores de todas sus empresas en cuatro continentes se reúnen cada día en videoconferencia para intercambiar experiencias y diseñar su estrategia. Ciudadano de India, apenas está a punto de hacer su primera inversión allí.

El domicilio fiscal de Mittal Steel está en Holanda, pero su centro de operaciones se encuentra en Londres, donde el año pasado, con casi 4 millones de dólares, Mittal se hizo el primer contribuyente del Partido Laborista de Tony Blair. Vive en una mansión que le costó 138 millones de dólares, por lo cual se conoce como la casa más cara del mundo.

Pero no ha olvidado la tierra que lo vio nacer: las columnas de la mansión están hechas del mismo tipo de mármol con que se construyó el Taj Mahal §

28 diciembre 2006

HOWARD ZINN: EL PODER DE LA SUMA


"Y la gente que matas en una guerra son las víctimas del tirano. La gente que matamos en Alemania eran víctimas de Hitler. La gente que matamos en Japón eran víctimas del Ejército Imperial de Japón. Y la gente que muere en las guerras es más y más y más gente que no está en las fuerzas armadas. Tal vez conozcan lo de la diferente escala de muertes de civiles a militares en la guerra, cómo en la Primera Guerra Mundial, fueron diez militares muertos por un muerto civil; en la Segunda Guerra Mundial, fue 50:50, la mitad militares, la mitad civiles; en Vietnam, fue de un 70% de civiles y un 30% de militares, y en las guerras posteriores, es de un 80% y de un 85% de civiles.

Hace algunos años me hice amigo de un cirujano militar italiano llamado Gino Strada. Pasó diez, quince años operando a víctimas de la guerra en todo el mundo. Y escribió un libro sobre el tema: “Green Parrots: Diary of a War Surgeon.” Dijo que de todos los pacientes que operó en Iraq y Afganistán y en todas partes, un 85% eran civiles, y un tercio de estos, niños. Si uds. comprenden, y si la gente comprende, y si corren la voz de esa comprensión que sea lo que sea lo que lesdije sobre la guerra y cómo debemos ir a la guerra, y sea cual sea la amenaza o sea cual sea el objetivo – una democracia o la libertad – siempre será una guerra contra niños. Son los que morirán en gran número.

Así que, la guerra – bueno, Einstein lo dijo después de la Primera Guerra Mundial. Dijo: “La guerra no puede ser humanizada. Sólo puede ser abolida.” La guerra tiene que ser abolida, sabéis. Y es – sé que son pocas las probabilidades de éxito, pero hay que hacerlo, tenéis que comenzar a hacerlo. También el fin de la esclavitud en este país en los años treinta del Siglo XIX tenía pocas probabilidades de éxito, pero la gente siguió tratando, y tardó 30 años, pero se eliminó la esclavitud. Y podemos ver lo mismo una y otra vez. Así que tenemos una tarea por delante. Tenemos muchas cosas que hacer.

Una de las cosas que podemos aprender de la historia es que la historia no es sólo una historia de cosas que nos han sido infligidas por los que mandan. La historia es también una historia de resistencia. Es una historia de gente que sufre la tiranía durante décadas, pero que termina por alzarse y derrocar al dictador. Lo hemos visto en un país tras el otro, una sorpresa tras la otra. Gobernantes que parecen tener un control total, de repente se despiertan un día, y hay un millón de personas en las calles, y toman sus maletas y se van. Sucedió en las Filipinas, en Yemen, en todas partes, en Nepal. Un millón en la calle, y entonces el gobernante tiene que irse. De manera que, eso es lo que queremos lograr en este país.

Todo lo que hacemos es importante. Cada cosita que hacemos, cada piquete en el que marchamos, cada carta que escribimos, cada acto de desobediencia civil en el que participamos, cada reclutador con el que hablamos, cada padre con el que hablamos, cada soldado con el que hablamos, cada persona joven con la que hablamos, todo lo que hacemos en clase, fuera de clase, todo lo que hacemos por un mundo diferente, es importante, aunque en el momento parezca fútil, porque es como se produce el cambio. El cambio sucede cuando millones de personas hacen pequeñas cosas, que en ciertos momentos de la historia se suman, y entonces sucede algo bueno y algo importante. "


Howard Zinn - Historiador y dramaturgo estadounidense
Autor de A People’s History of the United States

18 diciembre 2006

CHIPS ESPÍAS

Por Silvia Ribeiro
-----------------------------


"Imagínese un mundo sin privacidad. Un mundo en el que todas y cada una de sus compras se supervisa y registra en una base de datos y cada una de sus pertenencias está numerada. Dónde una persona, a varios estados de distancia, o tal vez en otro país, tiene un registro de todo lo que usted ha comprado, de todo lo que posee, de las prendas de vestir en su armario, de cada par de zapatos" (Katherine Albrecht y Liz McIntyre en 'Chips espías', Grupo Nelson, 2006).

Es el mundo RFID (identificación por radiofrecuencia, por sus siglas en inglés). Probablemente usted no haya oído hablar de tal cosa, pero es como una plaga que se extiende por todas las industrias que tienen relación con la vida cotidiana de cualquiera de nosotros. Se trata de pequeños chips electrónicos cuya información se lee a distancia, y sustituyen, entre otras cosas, a los códigos de barras para leer precios. Están en libros, máquinas de afeitar, zapatos, prendas de ropa, medicamentos, comida empacada, por nombrar objetos de uso doméstico. En su trabajo puede haber muchos más objetos que tienen etiquetas RFID, como computadoras, impresoras, cajas de papel y otros artículos de oficina. Existen tarjetas de crédito y de compra que usan este sistema.

La mayor diferencia de estos chips con el código de barras es que la información se puede detectar a distancia, desde pocos metros hasta kilómetros (dependiendo del tipo de chip), y se puede leer a través de su ropa, de su billetera, cartera, mochila o maletín. Si la compra del objeto etiquetado se hace con tarjeta, la etiqueta se "personaliza" y queda identificada con el comprador. La generalización de este sistema provocará un aumento de la exposición a radiofrecuencias, con impactos sobre la salud.

Existen también versiones del sistema RFID para implantes en humanos, como VeriChip. México fue el primer país donde se usó: en 2004 se le colocó un chip diminuto (menor que un grano de arroz) a 18 agentes de la Procuraduría General República (PGR), supuestamente para identificarlos cuando tienen contacto con documentos confidenciales. El presidente de Colombia, Alvaro Uribe, declaró que se le podrían implantar estos chips a los ciudadanos colombianos que quisieran ir a trabajar a Estados Unidos, para que el gobierno de ese país pudiera controlar dónde se encuentran.

Se han denunciado fallas graves en la seguridad que pretenden tener estos chips ya se han clonado incluso chips implantados en humanos, permitiendo a extraños el acceso a la información . Se comprobó que la información de las tarjetas de crédito que usan este sistema se pueden robar más fácilmente que las de banda magnética. Esto no impide que la adopción de esta tecnología avance a pasos agigantados, porque están en juego intereses muy fuertes, tanto comerciales como gubernamentales.

Las etiquetas RFID no son nuevas existen desde hace años pero su uso era limitado por su precio y tamaño. Con la miniaturización y la baja de precio (actualmente cuestan 20 pesos cada una, pero se estima que llegarán a 2 pesos), empresas trasnacionales como Benetton y Gillette-Procter & Gamble comenzaron a utilizarlos, incluso directamente en el producto que llega al consumidor. Pero el punto de quiebre de esta industria vino cuando Wal-Mart exigió a sus 100 proveedores más grandes que para enero de 2005 debían implementar esta tecnología a nivel de entregas a depósito (en tarimas o cajas), o ya no les compraría sus productos. Varios otros grandes supermercados como Tesco y Kroger, también la usan.

Para las grandes empresas significa una automatización de los sistemas de compras, distribución y ventas que elimina gran parte de los trabajadores que antes controlaban estos procesos, al tiempo que les permite hacer seguimiento de los consumidores, sus preferencias, zonas donde se encuentran, etcétera, aumentando sus posibilidades de manipulación del consumo. Actualmente la tecnología se está expandiendo y el objetivo de las empresas es llegar a colocarlo en cada producto que lleva el consumidor, tal como hizo Gillette con las máquinas de afeitar Mach3.

En México, la distribuidora de farmacéuticos Maypo, segunda abastecedora de medicamentos para el sector salud, está colocando chips RFID en cada medicamento que vende para el Seguro Popular y otros programas de salud pública.

Además de sus aplicaciones comerciales, son significativas las aplicaciones de RFID en vigilancia con fines políticos, policiacos, incluso represivos y carcelarios. La proliferación de los sistemas de identificación RFID (actualmente se discute o instrumenta su aplicación en pasaportes, billetes, tarjetas de identificación, transportes, inmigrantes, detenidos, policías, vigilantes, etcétera) conllevará un aumento de las distancias a las que se pueden leer y de la cantidad de "estaciones" para su lectura. Una de las aplicaciones que se venden en México inserta un chip entre la suela y el taco de los zapatos en el proceso de fabricación, haciendo imposible ver el chip a simple vista, pero permitiendo que quien pueda leer esta información conozca el paradero de su dueño en cualquier lugar en que se encuentre.

Este tipo de seguimiento ya es posible hacerlo a través de los teléfonos celulares, que de hecho funcionan como GPS (sistema de posicionamiento geográfico satelital). Como con los RFID, la mayoría de los usuarios no lo sabe. Al igual que con otras nuevas tecnologías, su aceptación depende de que la mayoría de la gente no sepa realmente lo que implican. Y esto, pese a tanta vigilancia, cada vez es más difícil.

- Silvia Ribeiro es Investigadora del Grupo ETC